Así Escribo

Titila el cursor, la pantalla permanece alba, inmune, silenciosa. No habla, no canta, no baila. Celosa, distante, retiene ilusiones, guarda pensamientos, esconde sentires. Quitar ese manto blanco, desnudar el contorno de cada letra, resaltar el negro tinta de las palabras, romper el silencio del papel, pensar en voz alta buscando un eco amigo, tareas propias del escritor. En eso ando, en eso existo, en eso estoy.

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Location: Villa Ballester, Buenos Aires, Argentina

Compartir, desnudar el corazón y mostrar el alma, ofrecerse, pensar o reflexionar. Ser, nadie en especial, y especial para quien de este modo lo sienta.

Saturday, February 10, 2007

Te recordé

Te recordé, tu sonrisa blanca y pura se dibujaba en el reflejo azul profundo de una piscina brillante entre las penumbras de velas pacientes y amigables. Estabas conmigo, a mi lado. Tu cuerpo cálido con tus abrazos cariñosos. Te sentí aunque no estabas allí, pero el néctar de dóciles pétalos reposando en la piscina me ayudaron a pensarte. Las paredes, de musgo y barro alimentan la penumbra. La luz de velas amanece entre las sombras del revoque caído, luchado, olvidado. Hace muchos años un convento, hoy testigo del milagro de traerte hasta aquí, efecto de las miles de plegarias que sus paredes han escuchado. Te sentí, te toqué, te besé. Mis lágrimas se juntaron con las tuyas y juntas se fundieron en nuestro abrazo infinito.

Las distancias nos mueren un poco. A veces mucho. Nos separan, nos duele. Pero es el regreso quien cura las heridas. El dolor desfallece con nuestro reencuentro y las cenizas del camino se encienden en fuego furtivo y salvaje, rojo candente de leños secos de tiempo de espera. Y brisa, fresca, suave, dulce. Nuestros corazones danzan al ritmo de las llamas, las paredes despiertan, desnudan sus ladrillos centenarios. La pesadilla del olvido muere y nace mi sueño hecho realidad: verte, tocarte, sentirte, amarte.